Longs Peak

El Ascenso – ¿Parte I?

 
 

 

Introducción

Con las clases de verano por fin terminadas hubo un breve descanso antes de que comenzara el semestre en otoño, una oportunidad perfecta para hacer un último viaje antes de que el siguiente año escolar empezara. Después de pensar cual sería nuestra próxima aventura, mis amigos y yo decidimos hacer un viaje al Parque Nacional de Rocky Mountains para intentar escalar una montaña llamada Longs Peak a través de una de sus rutas más populares, el Keyhole.

Permítanme compartir con ustedes lo que “Longs Peak” representa, solo para tener una idea a lo que nos íbamos a enfrentar (sin experiencia previa). Este extracto es de la página oficial del parque:

 

“En el verano, cuando las condiciones lo permiten, miles de personas escalan Longs a través de la ruta del Keyhole. La ruta del Keyhole no es una caminata normal. Es una escalada que atraviesa escarpadas caras verticales de roca, a menudo con rocas caídas, lugar por donde las personas deben trepar, donde una caída sin cuerda es fatal. La ruta también tiene caminos estrechos, piedra suelta y acantilados.

Durante gran parte del año, escalar Longs Peak significa escalar en condiciones invernales, que requiere experiencia de montañismo inviernal y la habilidad de utilizar equipo especializado. La indiferencia al ambiente de la montaña en cualquier época del año se ha traducido a peligro, lesión e incluso muerte. 

La ruta del Keyhole puede experimentar condiciones invernales en cualquier momento, requiriendo gran habilidad y juicio. Prepárese pues en cualquier momento se producen cambios bruscos e inesperados del clima.”

 

¿Espantoso? Bueno… ¡sí! Solo con leer la descripción mi miedo por las alturas se intensificó aún más y me hizo pensar mucho antes de decidir si quería intentar escalar esta montaña. Una gran parte de mí no quería intentarlo pues solo pensarlo me daba mucho miedo y llegar a la cima ni siquiera me lo imaginaba, pero después de mucho meditar y buscar testimonios de otras personas, decidí que la mejor manera de enfrentar los miedos era confrontándolos. Y bueno, que primera confrontación, una montaña de más de 4 km de altura en el corazón de Colorado.

 

Antes del ascenso

Llegamos a Denver a las 11:00 am MST, después de manejar 17 horas desde West Lafayette. Apenas llegamos, encontramos un lugar interesante para almorzar y exploramos un poco la ciudad antes de dirigirnos al área de acampar de Longs Peak.

Esa área no se encontraba tan lejos de donde estábamos y después de manejar un rato nos dimos cuenta que nos estábamos acercando. El sol se estaba ocultando y el cielo tenía un color rojo y dorado que apenas tocaba la cima de las montañas que nos rodeaban – era una vista hermosa. Estábamos escaneando el horizonte intentando encontrar Longs, cuando de repente, al tomar una curva, la vimos – una montaña imponente y enorme se destacaba entre las demás. No podíamos habernos equivocado, la montaña que estaba frente a nosotros tenía que ser Longs, y por primera vez en todo el viaje sentí que se me revolvía el estómago. Ver la montaña en persona me puso nervioso, pero sabía que no había vuelta atrás.

 
En el observador de Longs, el día antes de intentar escalarla.

En el observador de Longs, el día antes de intentar escalarla.

 

Llegamos al sitio para acampar un poco después del atardecer, y para nuestra sorpresa, a pesar de que estaba completamente lleno, una familia estaba yéndose, lo que significaba que usaríamos el sitio que estaban dejando, ¡que gran suerte!, ya teníamos el sitio de acampar y mejor aún cerca del sendero, fue una bendición, (todo el lugar se empieza a llenar aún más alrededor de las 2 am).

Una vez que armamos la tienda y cocinamos nuestra cena, hablamos de nuestro plan para el siguiente día. Decidimos realizar una pequeña caminata con algo de elevación para intentar climatizarnos con la altura antes de iniciar nuestro verdadero ascenso. Tras decidir esto, nos fuimos a dormir.

Al día siguiente, salimos hacia el parque para empezar nuestra práctica. No recuerdo el nombre de este camino, pero estaba rodeado de lagos preciosos y la elevación no estuvo tan mal como pensaba, pero fue suficiente para mostrarme que tan fuera de forma estaba, y después de tan solo 40 minutos estaba respirando profundo y me sentía muy cansado.

Pasamos la mayor parte del día en el camino, explorando todo lo que tenía que ofrecer y después del almuerzo decidimos regresar a nuestro sitio de acampar y descansar ya que el día se estaba acabando y necesitaríamos toda nuestra energía para el siguiente día.

 

Un lago que encontramos en nuestro sendero de entrenamiento.

 

Cuando regresamos a nuestra tienda, revisamos nuestro plan, empacamos nuestro equipo y pusimos nuestra alarma para las 2:00 am. Teníamos que despertarnos a esta hora para poder llegar a la cima antes del mediodía, de esta manera podíamos bajar antes de la tarde que es cuando las tormentas empiezan a moverse hacia las montañas. Fue por esto que nos fuimos a dormir alrededor de las 7:00 pm, pero estaba tan nervioso que no me pude dormir sino a hasta las 9:00 pm, pensando todavía en la montaña.

 

El camino

El sonido de nuestras tres alarmas sonando al unísono nos despertó. Ya era lan 2:00 am y hora de empezar la jornada. Nos cambiamos rápidamente, agarramos nuestras mochilas y empezamos a preparar el desayuno. Tenía un dolor de cabeza terrible y tenía la cabeza pesada, como si esta era la última advertencia de mi cuerpo para cuestionar mi decisión pero tomé ibuprofeno y seguí adelante.

 
 

 

Después de desayunar y limpiar, lo único que quedaba era empezar a caminar. Nos dirigimos hacia el sendero y en el camino podíamos ver la carretera empezando a obstruirse por la cantidad de carros intentando estacionarse en el hombro. Al ver esto, nos dimos cuenta que si demorábamos más en llegar al sendero estaríamos detrás de varios grupos de personas, así que decidimos apresurarnos. Llegamos al inicio del sendero un poco después de las 3:00 am, lo que significaba que nuestra aventura estaba a punto de comenzar, podíamos sentir un aire de confianza en el grupo y con esto, comenzamos a caminar.

La meta # 1 era llegar al campo de piedras. El Campo de piedras, como el nombre lo sugiere, es un campo con piedras enormes que cubren un lado de la montaña justo antes de la entrada al Keyhole, el campo se encuentra más o menos a 9.5 km desde el inicio del sendero y está a una altitud de 4 km.

Desde el inicio, el camino nos retó. Era constantemente cuesta arriba y no muchas partes eran planas ni descendían, esto nos atrasó un poco ya que estábamos tomando más descansos de lo previsto.

Eventualmente, cuando habíamos caminado 3.5 km con una altitud de 3.3 km notamos que habían cada vez menos árboles, fue ahí cuando vimos la primera advertencia del camino. La advertencia recomendaba no permanecer por encima de la altura en la que los árboles crecían en esa área ya que no habría protección en caso de tormentas y relámpagos. El campo de piedras también estaba cerca, pero todavía nos faltaba cubrir algo de terreno.

Todavía estaba oscuro cuando dejamos a los árboles atrás y el camino solo estaba iluminado por la tenue luz de la luna y nuestras linternas, todavía estábamos a tiempo. Intentamos caminar más y más rápido por lo que parecían ser horas en la oscuridad hasta que llegamos a la unión de Chasm Lake.

Decidimos tomar un descanso en este punto, y por suerte para mí, había una letrina no muy lejos – todo el desayuno que había comido hace un par de horas se tenía que ir… inmediatamente. Usar la letrina no fue una experiencia que quisiera repetir, el olor era demasiado fuerte, pero cuando la naturaleza llama… bueno, no puedes decir que te deje un mensaje después del tono… jajajajaja.

Después de mi experiencia con la letrina (entré y salí en tiempo récord), decidimos tomar nuestro primer descanso largo. Pero para nuestra sorpresa, empezó a salir el sol. Miré mi reloj y eran casi las 6:00 am, estábamos demasiado atrasados.

 

Tomando un descanso, el sol acababa de salir.

 
 

Con lo lento que habíamos caminado y todos los pequeños descansos a lo largo del camino, no nos dimos cuenta que tan atrasados estábamos. Si queríamos siquiera intentar escalar la cima, ¡teníamos que empezar a movernos y pronto! Le tomamos una foto al amanecer y continuamos el camino. Esta vez, nos quedaban alrededor de 4.2 km antes de llegar al campo de piedras, así que caminamos lo más rápido que pudimos.

 

El amanecer en medio del sendero.

 

 

El Campo de Piedras y Keyhole

Aunque solo nos quedaban un par de kilómetros, la elevación constante combinada con lo fuera de forma que estábamos, nos obligaba a tomar más descansos de los que deberíamos por lo que después de 2 horas, llegamos al campo de piedras. Sin embargo, tras caminar bajo el sol y con la constante elevación del camino, estaba tan exhausto que no sabía si podía seguir adelante. Antes de intentar pasar el campo de piedras, había otra advertencia que reiteraba los peligros que el camino adelante representaba y remarcaba que si no estabas preparado debías regresar. Cuando la leí, me sentí mal nuevamente y mi estómago empezaba a revolverse. Estaba demasiado cansado y la advertencia no me motivó mucho.

A pesar de esto mis amigos me animaron, ellos también se encontraban cansados pero dispuestos a dar su 100%. Decidí que no había llegado tan lejos para detenerme antes de la entrada del Keyhole, así que acompañé a mis amigos e intenté a travesar el campo de piedras.

 

Parte del tramo hacia la entrada del Keyhole. Aunque no se aprecia, el camino es bastante empinado.

 

Para llegar a la entrada del Keyhole, teníamos que escalar varias piedras esparcidas a lo largo del campo de piedras. Esta parte en particular fue bastante difícil para mí y tuve que detenerme para descansar casi cada 2 o 3 pasos. No estaba en buenas condiciones y me tomó casi una hora y media llegar a la entrada. La vista desde arriba era maravillosa, pero estaba completamente agotado, había dado todo de mí para llegar hasta ese punto, no me quedaba mucha energía para seguir adelante y les dije a mis amigos que siguieran sin mí. Aunque intentaron convencerme yo sabía que no lo iba a logar, hoy no era mi día.

Tras asegurarles que estaría bien y que los esperaría en el pequeño refugio cerca de la entrada, ellos siguieron adelante sin mí. Me sentía horrible, no solamente había fracasado, tampoco sabía cómo iba a descender con lo cansado que estaba. Me quedé en la entrada del Keyhole por un par de minutos después que se habían ido mis amigos, contemplando la vista y pensando en las decisiones que había tomado para llegar a donde estaba en ese momento.

Bajé lentamente por el mismo camino que utilicé para subir y me dirigí hacia un refugio cerca de la entrada del Keyhole, listo para tomar una siesta y esperar a mis amigos. Al llegar, inmediatamente me acosté e intenté dormir, pensando en que había fallado… desperté una hora después, el clima estaba empeorando y las nubes empezaron a oscurecerse. Revisé mi reloj y ya eran las 12:00 pm, hora pico para las tormentas a estas alturas. Empecé a preocuparme por mis amigos que todavía no regresaban.

Otra hora pasó y entonces empecé a preocuparme aún más. ¿Acaso algo les había pasado? ¿Estaban atrapados en algún lado? ¿Necesitaban ayuda? No tenía manera de saber, lo único que podía hacer era esperar. Después de dos horas y media de estar esperando en el refugio, escuché voces familiares cerca de mí y pronto después mis amigos entraron.

Estaba emocionado al verlos sanos y salvos. Quería preguntarles acerca de la cima de la montaña, pero cuando les pregunté sus caras decepcionadas lo revelaban todo. “No logramos llegar” dijo uno de ellos. ¡No podía creerlo! Les pregunté qué había sucedido y me contaron que habían llegado a la mitad del camino, pero estaban demasiado cansados para continuar escalando. Intentaron seguir, pero no pudieron, así que decidieron regresar. Una buena decisión, ya que la tormenta se estaba formando. Les dije que me contaran después, ya que teníamos que empezar a descender o estaríamos atrapados por la lluvia y los relámpagos cerca de la cima de la montaña.

 

Regresando a Casa

Aunque estaba cansado, necesitábamos descender, y rápido. Uno de mis amigos nos dijo que el bajaría primero para alistar las cosas y tener el carro listo ya que él no estaba tan cansado como nosotros. Mi otro amigo y yo, seguiríamos descendiendo lo más rápido que pudiéramos (ambos estábamos exhaustos). Todavía nos faltaba descender la otra mitad del campo de piedras cuando escuchamos truenos, fue entonces cuando empezamos a saltar y correr por las piedras resbaladizas, los relámpagos a estas alturas eran muy peligrosos. Nos tomó alrededor de 15 minutos terminar de bajar lo que nos quedaba. No me pregunten cómo lo hice, pero creo que básicamente volé por las piedras. Créanme, el sonido de relámpagos a esa altura es motivación suficiente.

 

Antes de atravesar el campo de piedras.

 

Una vez llegamos a tierra más plana, todo resultó ser más fácil, pero todavía estábamos a merced de la tormenta. Seguíamos a una gran altura y la tormenta empeoraba. Caminamos por el sendero ya conocido, pero esta vez descendiendo y con un clima pesado siguiéndonos. Por suerte, después de 2 horas de camino, el clima mejoró bastante. Fue entonces, cuando mi amigo y yo decidimos tomar un descanso. Sugerí que tomáramos una siesta para poder seguir bajando, ya que seguíamos cansados. Mi amigo concordó conmigo, y tomamos una siesta de 20 minutos (no fue una buena idea, pero la necesitábamos). Al despertar, sin ganas, seguimos bajando. A ninguno de los dos nos quedaba agua, y todavía teníamos 3 horas más por recorrer.

Fueron las tres horas más largas de mi vida… sin agua, con las piernas que no me querían funcionar y con el estómago vacío. Hasta el día de hoy, no sé cómo pudimos regresar. Pero de alguna manera lo hicimos, finalmente nos reunimos los tres, ya todo estaba empacado.

Cuando me monté al carro, no pude evitar echarle un último vistazo a la montaña a la que le entregué todo, sin ser suficiente. Un oponente feroz, que juré atacaría otro día, en mejor forma y con mejor clima. Pero por hoy, solamente estaba contento de estar en tierra firme.

Mirando hacia atrás, jamás debí intentar subir por el campo de piedras, estaba demasiado cansado y las cosas pudieron haber empeorado en minutos, fui demasiado tonto y tomé riesgos innecesarios. No le recomiendo a nadie hacer lo que hice aquel día, recuerden siempre escuchar a su cuerpo y aprender que a veces, los retrasos empujan nuestras metas más lejos, pero jamás fuera de nuestro alcance.

Esta historia continuará...

 

Crédito de los vídeos y fotos, ya que yo estaba demasiado cansado que ni me acordé de capturar la experiencia: Yumin Gao

Andres Castillo